POR JOCEPHT JIMENEZ ORELLANO.[1]
Una vez, dialogaba una joven con el gran satírico
Hogarth, mientras este se encontraba en la mesa de dibujo. La joven manifestó
el deseo de aprender a dibujar caricaturas. A esto, Hogarth replicó: “Ay,
señorita, esta no es no es una aptitud envidiable. Acepte mi consejo, y
nunca haga caricaturas. Por la larga práctica de ellas, he perdido el placer de
la belleza. Jamás veo un rostro como no sea distorsionándolo. Nunca tengo la
satisfacción de contemplar lo divino del rostro humano. (WURMBRAND, p. 103)
Antes de hablar de fetichismo religioso es necesario dejar claro que es un fetiche. Un fetiche no es más que un “objeto de culto” y el fetichismo es el “culto” a los fetiches y se equipara con la idolatría. El fetichismo es la creencia en un poder sobrenatural que
se aloja en objetos, personas o circunstancias. Los fetiches pueden ser utilizados hasta cierto punto por
los seres humanos, pero poseen una voluntad propia. El fetichista busca tener de su parte estos poderes con el
fin de que le faciliten su existencia.
Dentro de muchas denominaciones cristianas se suele
llevar una vida fetichista (se veneran objetos como biblias,
cruces o personas aun, como pastores o predicadores), se deja de lado el
verdadero gozo del evangelio y
lo reemplazan con fetiches y dioses de madera. Y ni que decir del mundo profano, que a pesar de haberse secularizado trae consigo su herencia religiosa y esto se refleja en la estafa millonaria de la
cruz del Gólgota.
El fetiche es una representación religiosa y el fetichismo un fenómeno social que permanece en el
hombre profano. Parece ser que se paso de un
estado teológicamente avanzado a uno primitivo como es el uso de los fetiches y tótems. Por más que se quiera pasar por un arreligioso no se puede desechar la herencia religiosa (de cientos de generaciones).
Un hombre no puede ser arreligioso, lo más que puede lograr es satirizar la religión, llevar a cabo un método religioso tan elemental que pueda camuflarlo en los
momentos convenientes y burlarse así de lo que a su parecer es un método (la religión racional
y revelada, exactamente el Cristianismo) para
alienar al hombre y gritan orgullosos con Marx: “la religión es el
opio del pueblo”.
No han entendido que el ser humano es un animal religioso y por ende no puede permanecer sin religarse.
Metafisicamente lo creemos imposible e históricamente hay que aceptar con Mircea Eliade y otros analistas de los procesos religiosos de la humanidad, que “el hombre profano, lo quiera o no, conserva aun huellas del comportamiento del hombre religioso. Haga lo que haga es heredero de estos. No puede abolir definitivamente su pasado, ya que él mismo es su producto. Esta constituido por una serie de negaciones y repulsas, pero continua obsesionado por las realidades de que abjuro…. La mayoría de los hombres sin religión se siguen comportando religiosamente sin saberlo” MARQUINEZ-ARGOTE, p. 107).[2]
Debido a su carácter religioso, el hombre profano sublima su religiosidad y en cambio la caricaturiza y se caricaturiza a sí mismo con los fetiches (artistas, literatos, deportistas, otros han vuelto a una suerte de Neo paganismo y adoran tótems tal y como lo hacían las primeras comunidades de humanos).
En conclusión podríamos decir que por más que se proclame la secularización del mundo, el animal humano sigue siendo religioso, aun cuando solo sea en una mera caricatura que él se ha creado para su propia conveniencia.
Los que caricaturizan la verdadera religión están en situación semejante al satirista Hogarth. En el espejo distorsionado de sus mentes vendadas, aun los ángeles parecen tener rasgos de demonios.
Dejar de lado la religión racional y revelada (el Cristianismo) es atentar contra la cultura misma. Los fetichistas “arreligionarios” no comprenden que si se deja a un lado la Biblia, como libro valioso y a la Cristiandad como hecho social, con ellas perecería la cultura occidental entera. Si se suprime el Cristianismo las obras de Miguel Ángel no tendrían sentido y menos sentido tendrían las obras de Bach y Beethoven. Toda la gran literatura universal perecería, donde quedaran las obras de Dostoievski o Tolstoi.
Es aquí donde entran en juego los cristianos maduros en su fe, consientes de la necesidad que tiene el mundo fetichista, de la religión racional y revelada, nosotros somos los que debemos desenmascarar la caricatura de la religión fetichista que el hombre “profano” tiene y mostrar, lejos de todo misticismo, que el cristianismo es el culmen de la humanidad.
BIBLIOGRAFIA:
· WURMBRAND, Richard:
Respuestas a los ateos de
Moscú, Bogotá. La voz de
los Mártires, 2005.
· MARQUINEZ-ARGOTE, Germán:
Filosofía de la religión, Bogotá. Ed. USTA-CED,
1988.
[2] Aquí Germán
Marquinez-Argote hace cita del libro de Mircea Eliade, lo sagrado y lo
profano. Madrid. Ed., Guadarrama, 1967.
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ResponderEliminarSi es bien cierto el fetichismo ha invadido el ala "atea", no es mentira que se ha filtrado en la Cristiandad, pero nunca penetrará el Cristianismo
ResponderEliminareL ACTO MAS MAQUIAVELICO DE LAS RELIGION cATOLICA
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